Nos venden pescado podrido, de uno y otro lado de la grieta. Todos los días, con todos los temas, casi no hay excepción. A esta altura ya no es una sorpresa, el pescado podrido es (o al menos eso creen los vendedores) funcional a los intereses de los medios que difunden información parcial, tergiversada, y en el peor de los casos, errónea.
El último caso que ejemplifica este proceso de descomposición del criterio de verdad informativa que conocemos hasta ahora, es la aceptación del Estado nacional de la propuesta de las empresas del Grupo Macri por una deuda que posee con el Estado por 296 millones de pesos que en dólares y actualizada a la fecha en la que se terminaría de pagar ascendería a 70 mil millones de pesos.
Hasta aquí, nada raro. Nada raro, si no fuera porque el tema es grave pero el dato es falso. Legalmente falso, legítimamente verdadero. Entonces, la pregunta es: ¿Da lo mismo? Uno de los responsables editoriales del diario Clarín reconoció que durante los últimos años ejercieron “periodismo de guerra”. ¿Es ese mismo tipo de periodismo el que se está ejerciendo ahora mismo del otro lado?
Hay muchas notas con mucha información sobre el caso. Pero lo que más se difunden son imágenes que simplifican la cosa. La cara del presidente, el monto $70.000.000.000, frases irónicas y no mucho más. ¿Este fenómenos aporta a la construcción de una mirada crítica sobre la gestión del macrismo o sólo aporta confusión y conclusiones superficiales aportando a una lógica que hoy sirve pero que mañana puede volverse en contra de los intereses de las mayorías?
Legalmente falso, porque una de las primeras medidas de Eduardo Duhalde en el año 2002 fue pesificar las deudas con el Estado de varias empresas que pertenecían al Grupo Macri, entre otras. Esa medida nunca fue revisada, ni mucho menos revertida, desde aquel momento a esta parte.
Legítimamente verdadero porque el tema es aún peor, como bien detallan las crónicas, los beneficios que las empresas del Grupo Macri reciben por parte de medidas del Estado se remontan a la última dictadura militar, tuvieron una continuidad con el menemismo, un nuevo capítulo con el duhaldismo y este nuevo episodio con el macrismo.
Informativamente, la noticia de la presentación de la fiscal Gabriela Boquín (autora del cálculo que deriva en la cifra ampliamente difundida) apareció en portales de los llamados “militantes”, los portales de los grandes medios hegemónicos, tardaron mucho más que con otras noticias que publican casi instantáneamente. Y una vez publicado se percibe una cautela desmedida en el tratamiento de un tema tan grave. Eso se llama manipulación de la información.
Atrás quedó el tiempo en que el periodismo masivo gozaba de cierto respeto. Grandes figuras del periodismo gráfico funcionaban como contrapeso de los intereses corporativos y del interés desmedido de los periodistas que trafican con la información.
Algo queda muy claro de un tiempo a esta parte, ya no importa la verdad. Solo importa el beneficio de ciertas empresas de comunicación y la destrucción de todo aquel que ponga en peligro esos intereses. Jugar de este lado con las reglas del enemigo puede funcionar a corto plazo pero seguramente establece mecanismos de verdad que luego serán usados, nuevamente, contra todos nosotros.
Feb 12.2017 / 5:36 pm /
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