Al parecer del revés, los lados insinúan cosas. Mirando para adelante lo invisible se esconde siempre del otro lado, no escatima en engaños y parte los sentidos en dos. En todo está el revés, y el reverso inmediatamente, se desliza. Deja un reflejo ínfimo de normalidad para tornarse en silencio. No sabe cerrar los ojos por no perder, y corre en círculos buscando la pregunta final. ¿Quién habrá del otro lado?. En el reverso de lo supuesto el revés es uno, y otro, al mismo tiempo.
Se torna desparejo y amargo, reluce de lo que le falta y desborda de ansiedad, transporta algunas muecas, desafía, pide y no recibe nada a cambio de estar. Ahí y acá el reverso descubre que se mira y no puede más. Entonces duerme.