Arena II

Nunca era más de dos.

Visualizarla era tarea imposible 
remediar la estupidez 
y oír dormido
esquivar las esquirlas 
y masticar la costumbre un poco más.

Estaba parada
sobre flamantes dosis de canción 
su destrucción pasaba 
y ella se acomodaba en el abrazo.

Se ofrecía sin andar 
y aunque renacer no estuvo en sus planes 
cuando se descolgó 
encontró la soga en su cuello.

Quedaban 
algunos segundos para pensar.

Si elegía sentarse 
era probable que nunca regresara 
y si hubiera una ventana allí 
no le serviría para escapar.

Esperaba
pero nunca reconoció el riesgo 
de la falta de espejos donde pisar.

Fue la maravilla de esa noche 
y el despegue.

Jamás existió juicio justo 
y desde aquellos días
camina 
doma los leones de cartón 
y más tarde 
empuña un lápiz sin tinta.

Te acaricia 
con sus letras 
y si te desplomás 
ya nunca estará ahí.

Vive yendo 
y muere
no la frenes 
no más.

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