Te escribo para contestar. Todo lo que me dijiste y no quisiste. No me escuché porque te vas. Lee todo y mirá cómo salgo, de mí.
Si vas a faltar que sea ya, sin montes que escondan, sin imágenes que entristezcan. Volviendo sin mirar caímos. De nuevo.
Cuando se me sale el corazón parece que va a explotar…
No viene a explicar por qué, pero bien sabe qué es.
Me obligás a escribir, para gritarte y que no escuches, una especie contenta de fanatismo diario, donde todo lo soñado zumba.