Había un pesado recuerdo
que me ponía a prueba,
disparaba desde lejos y no acertaba.
Desaparecía un derrumbe cómodo,
quedaba recluido en un instante
y se mareaba, solo,
sin retorno.
Pasaba por las letras,
las miradas más completas
y sentía que iba al fondo
sin retorno.
Mordía paredes para aprender
miraba, los costados filosos de una verdad,
y no rebelaba,
Ahí los ríos,
que siempre pasan.