Todas las miradas
atraviesan rejas.
Parecemos acostumbrados
a tal o cual cosa.
Nunca antes
había sucedido.
Y no hace demasiado
que sucede.
Ya nadie parece
percatarse.
Todas las miradas
desde adentro
atraviesan
una o varias
rejas.
Pero las borramos,
simulamos inexistencia.
En todos los casos
una mirada impuesta.
Nadie elige las rejas,
ni los presos
lo hacen.
Sin embargo
nadie resiste
a la tentación.
Sin embargo
ni su ausencia
garantiza libertad.
La mirada
va
y viene
y las rejas
son las mismas.
La libertad es la misma.