No se

“…el amor en si mismo es la meta”.
Melodía de extrañar – Lara Pedrosa feat Santiago Motorizado

En el cotidiano televisivo siguen sucediendo situaciones que luego derraman sobre el intercambio público.

De un día para el otro, el poliamor se convirtió en tópico de conversación en mesas familiares, en programas de radio y viajes en taxi.

Casi nadie tiene claro que es el poliamor. Se parece mucho a una utopía; entendida como el lugar -demasiado común a esta altura- al que no se puede llegar pero que sirve para caminar.

En la actualidad existen variedad de experiencias cercanas al poliamor, pero que son parte de una excepción a la regla monogámica tradicional.

A la sociedad occidental le llevó varios siglos imponer el parámetro normal de la vida familiar, pasará un largo tiempo antes que esa estructura se desarme.

Mientras tanto, en ese camino, los hombres cis heterosexuales, no tenemos la más pálida idea de que hacer con el amor. Ni con uno, ni con varios.

Una de las bases de lo vínculos amorosos sanos es la elaboración de acuerdos de nuevo tipo. Pero nosotros fuimos educados en la utilización del poder como forma de vínculo afectivo. Esto produjo, entre otras cosas, invisibilizar a la otra y la imposibilidad de poner en palabras nuestras emociones.

Ese poder -y ese silencio- pone en funcionamiento nuevos tipos de violencia, mecanismos muy sutiles, casi imperceptibles hasta no hace mucho. La mentira, los micromachismos, los celos, la manipulación, la negación de los acuerdos, la falta de empatía, son solo algunos.

Casi todos, en mayor o menor medida, consciente o inconscientemente, los ponemos en funcionamiento.

Mucho más urgente que responder ¿qué es el poliamor? y buscar recetas inútiles resulta aceptar las dificultades para relacionarnos. Comenzar a construir vínculos sanos que prescindan de las malas formas del amor. En ese camino necesitaremos mucha ayuda, ya que nosotros no sabemos como carajo se hace.

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