Lo que sea

Nunca se como comienzan los recuerdos pero últimamente solo emergen de los sonidos.

De la primera vez que escuché a Eduardo Mateo me quedó solo una sensación. La sensación de haberme encontrado con alguien que hacía lo que se le cantaba con la música. Esa fue la primera vez.

Desde ese momento el universo se dividió en dos, los que hacen lo que pueden y los que hacen lo que quieren con la música.

A los primeros ya los conocemos de sobra, para los segundos no existe ni comienzo ni fin, no hay estribillo ni categoría que importe, ni siquiera es posible identificarlos. Tienen un concepción diferente del asunto.

Quizá por esto, en las grabaciones de Mateo no hay separación posible entre él y su música. No hay escena, ni montaje.

Quizá por esto, su vida y su obra no aceptan separaciones: solo existen magia, vida y muerte en estado puro. Y una transparente obstinación por la sencillez de lo indescifrable.

Un incomprendido y desprolijo para algunos, un genio innovador e influyente eterno para otros.

Mientras haya algo que decir la música será lo que sea.

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