– ¿La viste?
– No, ¿qué cosa?
– ¿Cómo que no la viste?
– No, no la vi.
– Estaba ahí, ¿cómo puede ser que no la viste?
– Te digo que no, no la vi.
– Es que no puede ser, estaba ahí, al frente. ¿En serio me decís que no la viste?
– No, de verdad, no la vi.
– Es un problema.
– ¿Qué?
– Que no la hayas visto, si estaba ahí.
– ¿Sigue estando?
– Siempre, lo visual es condición del destino.