Descubrir uno

Hasta no hace mucho la fuente principal para descubrir nueva música era la radio. También estaba el disquero o el amigo que recomendaba, pero lo central era estar atento a lo que pasaban en la radio.

Durante algún tiempo, con mayor o menor suerte, no solo podíamos encontrar cosas nuevas en la radio, sino también músicas novedosas. Nuevo y novedoso no siempre van de la mano.

Actualmente resulta trillado decir que en las radios casi no existe lo novedoso. Sí está allí lo nuevo.

En los últimos días me ha pasado de encontrarme varias veces en la misma situación: ingreso a un comercio. En la radio se escucha ese tema nuevo que ahora están pasando en todos lados. El señor, la señora y la señorita que atiende en cada uno reniegan porque además de no gustarles, ya están cansados de escucharlo. Es más de lo mismo, repiten.

Sin embargo lo novedoso existe. Un problema reside en que no es negocio que suene en las radios. Y otro, en no saber como encontrarlo. En esa búsqueda la radio hace tiempo que no nos sirve para nada. En cambio han aparecido variedad de alternativas. Algunas que no existían, y otras que se actualizaron.

Spotify, una de las plataformas para escuchar música online con mayor cantidad de usuarios del mundo, cuenta con un sistema para ofrecer descubrimientos musicales: un grupo de personas y un algoritmo. El algoritmo actualiza, de manera semanal, una lista de 30 canciones con recomendaciones basadas en lo que cada uno escucha durante toda la semana. Un grupo de personas de manera aleatoria supervisa el funcionamiento de ese algoritmo, perfeccionándolo.

A medida que el tiempo pasa, el algoritmo funciona cada vez mejor. Aquí mejor quiere decir: ofrece canciones desconocidas para el oyente y que son de su agrado.

Este sistema funciona de manera similar al algoritmo por el cual Facebook decide qué nos muestra y qué no. Tanto Facebook como Spotify toman los que nos gusta y nos dan más de lo mismo.

Este sistema representa un grave riesgo: que creamos que escuchamos (vemos) lo que queremos. O peor aún, que creamos que eso que escuchamos (vemos) es el todo, cuando en realidad es solo una ínfima parte del todo, que está siendo filtrado por terceros, ya sean personas o algoritmos (hechos por personas) para nosotros. Y esos terceros tienen un criterio por sobre todos los demás para filtrar: su negocio.

En los comienzos de su etapa de masificación la radio funcionaba igual: pasaba lo que la gente quería escuchar o lo que el programador musical de la emisora creía que le podía gustar a su público en función de lo que solían pedir. Muy lejos de aquello, hoy las radios con mayor audiencia solo pasan lo que las grandes compañías deciden de acuerdo a lo que pagan.

Allí hay una pista sobre como puede terminar lo novedoso del sistema de descubrimientos semanales.

Mientras tanto en el último descubrimiento semanal apareció Federico Alabanese. Pianista nacido en Italia y que hace algunos años vive en Berlín. Con 34 años, fue referente de la movida under de Milán, participó de varias bandas y desde hace algunos años se dedica casi exclusivamente a componer y tocar el piano y se acompaña de la infinita variedad de posibilidades sonoras que permite la tecnología. Sus composiciones giran alrededor de la música clásica, la electrónica y la psicodelia. Influenciado fuertemente por la música negra y el folk encontró y explotó desde su estadía en Berlín la mixtura entre lo clásico y lo moderno.

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