En el lugar común la repetición eliminó el efecto y produjo, sin cesar, lo contrario a lo buscado. Todas las sentencias comenzadas en “no” despiertan un singular entretenimiento para la rigidez. Desafían lo acostumbrado imponiendo nuevas costumbres.
Nunca caer es así, abajo.
El chofer realizaba las maniobras sobre escombros secos que solo se veían por la noche, no terminaba bien, pero sabía que una parte de él había llegado. No se entierra, mira las primeras ventanas y recorre solo con las palmas. Intenta una última maniobra y no puede parar de reír.
Su pasajero poco entiende de estas cosas, fue, alguna vez, invitado a recordar, y así le quedaba poco tiempo. Era un día, como el primero de los días, cuando buscó todas las veces un destino y se resistió de imprevisto.
Nadie podía vestirse sin salir, todos compartían la sombra para tratar de guiar al chofer, y salvar a su pasajero.
Solo veían que el mundo era otro en todas las horas.