Ataque

No fue hace mucho tiempo que la música, junto a otras múltiples formas de expresión cultural, comenzó a ser atacada sistemáticamente por la sencilla razón de ser considerada menor en importancia para el desarrollo integral de todos nosotros, tanto individual como colectivo.

Detallar quienes y de que forma llevan adelante ese ataque es una tarea que escapa a estas pocas líneas. Pero lo que sí es importante destacar son algunos de los motivos por los que este proceso se viene desarrollando hace tiempo.

Vivimos, todos nosotros, bajo una forma de organización social que mercantiliza todos los ámbitos de nuestra existencia. Todo (o casi casi) se puede comprar y vender. Es esencia del capitalismo que así sea.

Junto a esto, desde algunas décadas a esta parte, la mercantilización de la existencia, viene acompañada de un estricto conjunto de valores que establece que la realización personal y colectiva está primordialmente basada en criterios económicos.

Esto quiere decir que, para decidir si una persona o grupo social es florenciente o desarrollado, se tienen en cuenta, casi exclusivamente, aspectos como el poder adquisitivo, la cantidad de bienes materiales que se puede comprar en el mercado, y la capacidad de acceder a determinados servicios no indispensables, entre otros.

Hemos sido muy permeables a naturalizar esta situación que, distando mucho de ser natural, beneficia a un pequeña minoría y va a contramano de miles de años de costumbres culturales, costumbres que formaron una larga historia que refuerza la profunda función de la música en el desarrollo integral de todos nosotros.

La música y nuestra relación con ella, ya sea creándola o contemplándola, está completamente mediada por las distintas luchas de poder a nivel social, y las condiciones de desigualdad e injusticia que se vienen profundizando hace largo rato.

Estas líneas son puro palabrerío, hasta que vemos como el proceso se desarrolla a nuestro alrededor. Por ejemplo, en la decisión del intendente de nuestro municipio, quien luego de cuatro años de gobierno, decide declarar la “emergencia económica” y lo primero que cancela como parte del recorte de “gastos” son los pocos ámbitos de acceso público y colectivo a la música u otras expresiones artísticas.
Los espacios de esparcimiento artístico, son un gasto innecesario para nuestros nuevos – viejos gobernantes, a nivel nacional, provincial y, en nuestro caso, municipal.

Por ejemplos tan sencillos como este, es que resulta necesario reafirmar el valor social de la expresión artística en general, la música en particular y, sobre todo el acceso a ella.

Los que estamos convencidos que nuestra vinculación con la música nos acerca a realizarnos genuinamente como personas, tanto individual como colectivamente seguiremos creando espacios para intentar que la música llegue a la mayor cantidad de personas.

Pero ante todo, tendremos paciencia, porque nada de esto es nuevo, y aunque nos pinten la fachada con lindos colores renovados, sabemos que los globos de colores se comenzaron a inflar hace mucho tiempo, y hace mucho también que sabemos lo que tienen adentro.

  1. Feb 25.2016 / 12:37 pm / Responder

    Gracias M

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.