Vive buscando algo
Que la atraviese
Que la detenga
Allí” Ella está en la playa – Pablo Dacal
Nunca podrían ser más de dos costados. Visualizarla era la tarea imposible, esa tarea que consiste en remediar la estupidez y oír dormido, esquivar las esquirlas un día después y masticar las costumbres un poco más.
Estaba parada sobre flamantes dosis de canción, y mientras la destrucción pasaba desapercibida, ella sola se acomodaba en el abrazo. Se ofrecía sin andar, y aunque renacer nunca estuvo en sus planes, cuando se descolgó encontró la soga en su cuello, solo le quedaban algunos segundos para pensar. Si elegía sentarse era probable que nunca regresara y si hubiera una ventana allí no le serviría para escapar.
Esperaba que ocurriera, pero no fue una sorpresa, nunca reconoció el riesgo de la falta del espejo donde pisar, fue apenas la maravilla de esa noche y el despegue.
Los cielos mintieron varias veces, les echaron la culpa, intentaron hacerlos responsable de semejante atrocidad, no pudieron defenderse. Jamás existió el juicio justo y desde aquellos días, ella camina sin par, doma a los leones de cartón, más tarde empuña un lápiz sin tinta, te acaricia con sus letras y si te desplomás ya nunca estará ahí.
Vive yendo y muere, no la frenes, no más.